Hace unos días soñé que me crecian dos suculentas en la cabeza.
Me peinaba una mañana y ahi las veía, de golpe, dos enormes plantas verdes
entremezcladas con mi pelo, que crecían frondosas y fuertes.
Quise arrancarlas de raiz, pero la raíz estaba en mi cerebro.
Dolía el tirón. Dolía mucho. Era imposible sacarlas sin dolor.
Estaban ahí, esos pensamientos que no se pueden desarraigar.