jueves, 30 de abril de 2020

Día 41 y 42: sólo el sol

puede hablar con tanta intensidad.

Tarde de trámites bancarios, de burocracias que atentan contra el buen humor (y con éxito).

Pero así como voy, vuelvo.

Escucho a Nina Simone
Me concentro en la serie de los árboles, pispeo a los colibríes y la casa toda por hacer.

Cantidad de infectados: 4.285
Muertos: 216.
Recuperados: 1.256.


Dice el diario.
No hay información sobre los que permanecemos en confinamiento. Y no estamos ni en una lista ni en otra.

Aquí estamos, todavía.
Y nos hablan  los árboles, y el viento , y la sombra que nos desdibuja.





lunes, 27 de abril de 2020

Día 38 y 39: la vida es simple

Domingo de contemplación, mientras se definen detalles de apertura de cuarentena.

Las hojas que se robó el viento dejaron una luz de ocres y dorados que tientan a algunos pájaros.
En la terraza, confieso, hay un universo paralelo que no deja de desarrollarse.

Y yo no dejo de mirar.
Porque si dejara, quizá, desaparecería.





sábado, 25 de abril de 2020

Día 37: ser y ser.

Anoche terminamos de ver Devs, de Alex Garland.
Y también hemos mirado Tales from the loop.
Y también vamos mirando Westworld.

Dualidades.
Estar en los multiversos.
Ser en varios lados.
Estar en varios ser.

Igual, estas dos maneras de ser árbol:




viernes, 24 de abril de 2020

Día 35 y 36: el olvido.

Por primera vez en esta cuarentena, me olvidé de este blog.
No es que no haya dejado de escribir algún día antes, claro, pero en esos casos no fue por olvido.
Pero ayer no pensé en ningún momento en la cuarentena.

Fue día de contemplación en los patios.
Si me fuera, si no volviera nunca más a mi casa, tengo los ojos cargados de tanta cosa bella de estos días.

Como si llevara baterías, adonde fuera que fuera, para abrir los ojos y seguir siendo yo.




miércoles, 22 de abril de 2020

Día 34: justicia poética.

Que los ricos demanden atención del estado.
Que sea la salud pública la que salve las papas.
Que tengamos que salir a la calle disfrazados de rateros.
Que el mundo se haya peronizado.
Que los discriminados en los barrios hoy sean los médicos.
Que los planeros sean de la clase media.
Que todos nos veamos las canas.
Que Scarlett Johansson y yo estemos pasando por lo mismo.
Que la contemplación se haya vuelto democrática.
Que el tiempo sobre.
Que EE UU solicite médicos cubanos.
Que los nuevos refugiados vengan de Europa.
Que el día no termine.
Que el despertador sea un objeto en desuso.
Que el virus ennegrezca la piel.
Que los pibes del Rapi y Glovo sean hoy valorados.
Que el plazo fijo no importe.
Que Argentina sea hoy el mejor lugar del mundo.
Que estemos, al fin, en la famosa isla desierta,
enfrentándonos con lo que construimos.




martes, 21 de abril de 2020

Día 33: nuevas costumbres

La de rearmar los vínculos.
La de soltar horarios.
La de amar el bosque más amarillo.
La de jugar con los hijos.
La de soltar.
La de escuchar más agudamente.
La de la paciencia.
La de los amigos lejanos.
La de los amigos menos cercanos.
La de estar solo.
La de vivir fuera del tiempo.
La de ser mortal.
La de los días que no pasan nunca.
La de no pasar.
Nunca.


lunes, 20 de abril de 2020

Día 32: El amarillo de los días.

Todo es amarillo esta semana.
El árbol se desgrana en mil partes que pintan el suelo de mi terraza.
Van dibujando los días y no pienso barrer.

Cómo barrer si es la caricia más linda de todos estos meses?

En ese baño dorado me mojo sin agua muchas horas al día.
Imposible cerrar los ojos.
Y la foto nunca será perfecta.

Días de mucha contemplación. Mucha.
Y en Zárate ya son 5 los infectados.

Los mundos paralelos se van distanciando de a poco.
Vos elegís en cuál querés estar.



domingo, 19 de abril de 2020

Día 31: botánica

Ayer, el amarillo ha inyectado en mis ganas dosis de endorfina y comencé a trabajar, de casualidad, en una nueva serie fotográfica.

Digo "de casualidad", porque encontré una rama de helecho seca dentro del scanner, tan bella, tan resguardada del tiempo, en su propia cuarentena de sombras.

También se dió que Julián quisiera prestar su brazo como modelo.

Estas dos circunstancias juntas, jamás merecerían ser desaprovechadas.

Botánica, es la palabra que más transito estos días.




Día 30: amarillos

Ayer, se desparramaba un otoño tan impresionantemente amarillo que si lo viera Vincent, se cortaría un ojo.



viernes, 17 de abril de 2020

Día 29: el pasado.

Anoche viví la experiencia de ver Tales from the loop, de Nathaniel Halpern, basada en las retrofuturistas ilustraciones de Simón Stalenhag. Maravillosa experiencia de un tiempo detenido.
Pensé mucho en mi director favorito, Kieslowski.

Y hoy, sugestionada quizá por un pasado que parece esfumarse, me armé el escaner para digitalizar negativos de los 90. Esas tantas fotos blanco y negro que mi primer versión de fotógrafa me hizo autoretratar.

Encontrarme conmigo misma, de 22, con Julián , de 20 , desnudos y bellos, bellos y lejanos.. fue casi lo mismo que un viaje en el tiempo.

Y entonces, hoy, como ayer, lo propio es dulce, privado, secreto.



jueves, 16 de abril de 2020

Día 28: lo que va quedando.

Hoy, en mi salida al banco (salir a cobrarle a mi mamá), las cosas que fui viendo, como Keruac, en el camino.

Ser ese número de bingo que falta para el cartón lleno
el pájaro caído en combate
el amor que te espera en la basura.





























miércoles, 15 de abril de 2020

Día 27: las visitas

Ayer pensaba que, por mucho tiempo, las visitas dejarán de venir.
Esta casa, construida grande para los amigos, pestañea para darle forma a la lágrima.

Tanto sol
Tanto bosque
Tanto verde

sólo para mí y los míos?

Sin embargo, hay visitas que nunca nunca se postergan.
Son la razón de mi transcurrir en los patios.


martes, 14 de abril de 2020

Día 26: en el camino.

Hoy el viento creo que despeina las ideas.
Al salir al banco vi muchas piernas, muchas cabezas, muchas ruedas.

Cada vez que salgo, tengo apuro por volver a casa.
Porque, como pensé ayer, el mundo ahora está en la parte de adentro de las puertas.
No me gusta mucho lo que veo afuera.

Salvo la ventana
Salvo el cielo
salvo el sol
salvo los pájaros
salvo las plantas
salvo el olor del pan

En el camino de vuelta, en medio de un basural, un cartelito de madera que, tallado rústicamente, decía. "te amo"


lunes, 13 de abril de 2020

Día 25: el mundo.

A veces no sé si estamos o parecemos estar.
El mundo es adentro o afuera?
Dónde queda exactamente hoy el mundo?

Llueve
como si lloviendo se lavaran estas preguntas.




domingo, 12 de abril de 2020

Día 24: domingo analógico.

Domingo de Pascuas.
El domingo real, diría, si los domingos hablaran y se pelearan entre sí.

Hay un sol increíble.
Hay una brisa increíble.
El mundo pareciera estar quieto.
O es que yo me muevo menos.
O es porque todos aún duermen en casa a esta hora (12.00 pm.).

Sólo interrumpe, para mi displacer, el rugir de los motores de los autos que van y vienen.

Shhh, este poema era perfecto.
El poema es un momento intangible.

Anoche, en medio de peliculas olvidables, una frase de un trailer de otra:
"No es el fin del mundo. Es el comienzo de otro."



sábado, 11 de abril de 2020

Día 23: el devenir.

No sé qué define el día de hoy.
Sábado, otoño, pre pascuas.

El tiempo se elastiza, se rompe, se pega, se dilata, se mece.

La naturaleza hace la suya.
Se va separando de nosotros.
Nos enjaula.

Afuera, entre las plantas, se desliza un secreto a hojas.
Pienso en el devenir.


viernes, 10 de abril de 2020

Día 22: el que ríe último.

Nuestra teoría favorita:

La tierra comienza su proceso de venganza, de reorganización, de expulsión de la gran bacteria que la afecta.
Y, creo, es lo mejor que puede hacer.

Ver The Happening, de M. Night Shyamalan.

En mi casa, la naturaleza me habla con otras voces, por ahora.
Yo la miro, con estos ojos amantes.
Pero quizá no sea suficiente.




jueves, 9 de abril de 2020

Dia 20 y 21: vida otoñal

Ayer y hoy no hubo, en mi caso, nada muy productivo.
Casi podría decir que el día de ayer se fue esfumando de a poco con la brisa de otoño.
Siento que el tiempo va tan lento que apura.

Ayer pudimos hacer vacunar a Nina contra la gripe, era un tema de mi preocupación.

Miércoles y jueves son distintos en la semana porque son los días de clases virtuales.
Me encanta este grupo, se generan buenas fotos y buena compañía.

Por lo demás, sigo mirando series, y sigo soñando con mucha gente.
Anoche, que me perseguia un auto para matarme, como si yo fuera dueña de un secreto al que tienen que guardar.

Me duermo tarde y me levanto tarde.

En el comedor, estas semanas, las noches se visten de Chinchón.
Vera, Nina y Julián juegan su campeonato.
Ahora incorporaron prendas.
Antes de ayer perdió Julián, le tocó el castigo de Vera.
Anoche perdió Vera, le toca cocinar toda la semana.

De todas maneras, Vera se enganchó con la cocina y viene cocinando todos estos días.

Es increíble o, mejor dicho, impensado que los chicos estén en esta armonía cotidiana. Nunca ha sucedido así por más de un día de corrido. Pero esta cuarentena creo que ha transformado a todos los hijos en algo más.
Son un simbolo de la paciencia y de la perserverancia del encierro.
Me asombra  y admiro esa capacidad.
Como si algo en sus ADN viniera a decirles, justamente, un secreto al que jamás podremos acceder.

Secretos, ese rulo que enlaza pensamiento y sueño.









































martes, 7 de abril de 2020

Día 19: Ver Fase 7, de Nicolás Goldbart.

En esta película (premonitoria?) de 2011 se relata no sólo el acecho de una pandemia, exactamente de igual modo que ésta, sino que muestra, en tono de ironía, cómo se transforman las relaciones humanas.
Me extraño al pensar que nadie la ha mencionado mucho durante esta cuarentena.

Martes de quietudes.
De mucho sol.
De mundos al revés.

La calle ayer (tuve que salir al banco), como dormida. No diría desértica, pero sí dormida. Anestesiada.
La vida, igual,  siempre sigue.

Proyecto para hoy:
Hacer una torta de naranjas.
Acomodar las plantas en el balcón.
Tratar que el día dure mucho.







































lunes, 6 de abril de 2020

Día 18: la nueva discriminación.

Hace unos días, mi prima Paula me envió un video donde la antropóloga Rita Segato hablaba de esta pandemia y sus observaciones.(https://www.youtube.com/watch?reload=9&v=L5JjUAW82is).
Entre otras, habló de la medicina. De la jerarquía de poder que siempre los médicos ejercieron hacia los pacientes.

Lejanos parecen ahora los tiempos donde el Doctor era el Sr en el pedestal vapuleando al paciente como quisiera.
Hoy, el Doctor se encuentra casi al mismo nivel que el paciente:
-sabiendo casi lo mismo con respecto a este virus
-viendo en persona que el paciente teme ser contagiado por él
-dependiendo hoy en modo totalmente horizontal del cuidado mutuo.

Agrego lo último en aparecer, pero no menos importante:
Vecinos enfurecidos discriminando a médicos y enfermeros que viven en su mismo edificio.

Tiempos atrás, me he cansado de escuchar a un médico muy amigo discriminando a los extranjeros y pobres en los hospitales públicos. He visto, como todos, tantos maltratos en persona. He sentido, como todos, que un guardapolvo debería ser símbolo de solidaridad en serio.
Y no es que no haya profesionales solidarios y buenas personas (los hay, también los conozco, claro, y mi mayor respeto y amor  hacia ellos, SIEMPRE), pero en la gran mayoría de las veces nos topamos con estos otros.

Hoy, entonces, este virus malo, malísimo, ha venido a intervenir en todos los juegos. Parece que se adueñó de la pelota, en la economía, en la educación, en los valores humanos, en el recurso del tiempo, en la política y, claro,  en la medicina.

Es en su propio barrio, donde el doctor  hoy es mirado con desconfianza.

Mi hijo, doctor?
Sí, pero ojalá que sea uno cubano.
Importemos más de ese amor.



domingo, 5 de abril de 2020

Día 17: un domingo de domingo

Hoy sí, un domingo redundante.

Las tareas cotidianas:
tomar mate, mirar las redes, leer los diarios, dar de comer a los gatos, al colibrí.
Terminar de pintar el balcón, hacer algunas fotos.

La novedad:
Vera amasó (y yo la ayudé) nachos. Exquisitos.
Esta noche amasaremos fideos.
Los domingos me disfrazo de madre.

La directiva:
A partir del martes, todos los ciudadanos de Zárate, tendremos que usar barbijo para salir a la calle.

Esto se parece, cada vez más, a una de las tantas películas de catástrofe que hemos visto.

Pensamiento:
Cuando veo esas películas donde los protagonistas corren y corren para salvar sus vidas que, al final, igualmente terminan atrapadas, siempre me dije que, de pasarme algo así, no me iban a hacer correr sin sentido.
Me iba a inmolar con las primeras víctimas.
Mi película iba a durar apenas 10 minutos.

Será ya hora de salir a la calle?





sábado, 4 de abril de 2020

Día 16: de nuevo la calma

O eso parece.
Hoy, más pájaros.
Hoy, más sol.
Hoy, me dispuse a seguir pintando.
No hice fotos, ni ví cine.
Me levanté tarde y apurada.

Apurada para disfrutar este día sin retorno.

Me quedo con una frase de Tonino Carotone:
"Mejor morir que perder la vida"

foto de ayer:


viernes, 3 de abril de 2020

Día 15: el gran error

Lo que ayer fue una tarde productiva (ver las fotos del final de este post), hoy se transformó en un reverso horrible.
Después de 14 días de estar encerrados para cuidarnos de la pandemia y, sobre todo, no hacer colapsar el servicio de salud, se anuncian (por segunda vez) pago a jubilados y beneficiarios de planes sociales.
Consecuencia que todos vimos venir menos quienes tenían que verlo:
colas y colas de abuelos amontonados, horas y horas como mandándolos al exterminio.
Al diablo con la cuarentena, al diablo con la planificación.
Error de esos inaceptables, error padre de todos los errores.
Todo por los aires y una pandemia que crece pero, además, nos está volviendo locos.
Y no de alegría, esa palabra que se va oscureciendo en los diccionarios.

Pero ayer
ah, ayer...






jueves, 2 de abril de 2020

Día 13 y 14: la lentitud que apura.

Ayer la lluvia parecía lavar todos nuestros pecados.
Una lluvia de a ratos plácida, iluminada.

Una certeza: la pintura del balcón soportó bien. Punto para mí .
Y la vida asoma, desde lugares secretos.
Como si el miedo también fuera virósico.







































El día, de tan largo, se hace corto.
No entiendo por qué pero estoy segura que la percepción se ha corrido un poquito de eje.

Ayer pensaba, y antes de ayer pensaba:
Estaremos entre los que sobreviviremos o estaremos entre los que moriremos?
Es una oración imposible.
Cómo se conjuga?

Me olvido del miedo y me digo, qué privilegio estar aquí y ahora. Ser parte de este todo.
Ser una más de las que tendrán que armar la vida (o desarmarla) el día después.

Hoy, el viento se sacude la peste como perro rabioso.
Siempre supimos quién manda.