lunes, 4 de mayo de 2020

Día 44, 45 y 46: la nube.

Estoy segura que el sábado escribí, pero, o a la Matrix no le gustó o no lo guardé.
A todas luces, es más probable lo primero.

El fin de semana fue opaco, lento, monocorde.

Algunos poemas bellos del libro que me regaló Tomás Rosner:

Gatillo
Hace un mes terminamos.
Miro fútbol sin volumen,
equivoco las compras,
la lluvia me da frío
y nunca estoy del todo despierto.
Nos vemos para ver cómo estamos.
A cambio de los aritos que devuelvo,
pido mi libro,
pero dice que lo tiene que buscar.
Ojalá no lo encuentre nunca
así tengo algo
para reprocharle toda la vida.
Creí que me recuperaba,
pero perdí la billetera y
su cara
se me apareció
en todas las filas que hice
en todos los aranceles que gatillé.
El policía de la 37
me toma la denuncia.
Viene caliente de algo que le pasó antes.
Mientras arregla el mouse,
a los golpes
contra la mesada,
dice que
en este país
todos quieren ir al cielo,
pero
nadie
está dispuesto a morir.

Algunas fotos que hice, como cada día 
Algunas discusiones y charlas familiares: los padres que no entienden que es cuarentena y te hacen ir por cualquier cosa, los suegros que no entienden que es cuarentena y salen igual, y el almanaque que sigue reventando días, en un limbo eterno.

Me duele la cabeza, murió Tom Lupo y se me están agotando las ideas.
Extrañar es una nube que se acerca, cada día, un poquito.
Extrañar va tomando formas conocidas.