jueves, 9 de abril de 2020

Dia 20 y 21: vida otoñal

Ayer y hoy no hubo, en mi caso, nada muy productivo.
Casi podría decir que el día de ayer se fue esfumando de a poco con la brisa de otoño.
Siento que el tiempo va tan lento que apura.

Ayer pudimos hacer vacunar a Nina contra la gripe, era un tema de mi preocupación.

Miércoles y jueves son distintos en la semana porque son los días de clases virtuales.
Me encanta este grupo, se generan buenas fotos y buena compañía.

Por lo demás, sigo mirando series, y sigo soñando con mucha gente.
Anoche, que me perseguia un auto para matarme, como si yo fuera dueña de un secreto al que tienen que guardar.

Me duermo tarde y me levanto tarde.

En el comedor, estas semanas, las noches se visten de Chinchón.
Vera, Nina y Julián juegan su campeonato.
Ahora incorporaron prendas.
Antes de ayer perdió Julián, le tocó el castigo de Vera.
Anoche perdió Vera, le toca cocinar toda la semana.

De todas maneras, Vera se enganchó con la cocina y viene cocinando todos estos días.

Es increíble o, mejor dicho, impensado que los chicos estén en esta armonía cotidiana. Nunca ha sucedido así por más de un día de corrido. Pero esta cuarentena creo que ha transformado a todos los hijos en algo más.
Son un simbolo de la paciencia y de la perserverancia del encierro.
Me asombra  y admiro esa capacidad.
Como si algo en sus ADN viniera a decirles, justamente, un secreto al que jamás podremos acceder.

Secretos, ese rulo que enlaza pensamiento y sueño.