La de rearmar los vínculos.
La de soltar horarios.
La de amar el bosque más amarillo.
La de jugar con los hijos.
La de soltar.
La de escuchar más agudamente.
La de la paciencia.
La de los amigos lejanos.
La de los amigos menos cercanos.
La de estar solo.
La de vivir fuera del tiempo.
La de ser mortal.
La de los días que no pasan nunca.
La de no pasar.
Nunca.