lunes, 8 de enero de 2024

Cómo desaparecer completamente

Así, con ese nombre, curiosamente (por lo que vino después, sin que yo lo supiera) subí las fotos de la Playa Zombie de Quequén, a mi página web.
Esa playa, a la que llegamos por el mapa, por notas, por fotos, por sugerencias de exploradores. 
Pegada a Costa Bonita, ese invierno de neblina, se me metió por los ojos y nunca más salió de mí.

Regalo de cumpleaños perfecto, amor a primera vista, ese mar de rocas y ese silencio de todo un universo gris perla de niebla.

Ayer, tratando de rememorar ese espacio, busco en Google y esa playa no existe. 
Nada que diga, que mencione, que muestre, ese espacio amoroso en la playa de Quequén.

Nada, paisaje de lo que no es.
Palabra de lo que calla.
Silencio de agua, misterio absoluto.

Pero yo fui, yo fui y me mojé en esas aguas, y fui feliz, y traje fotos, traje memoria en mí.

Memoria de un paraíso solitario, donde hay enterrado un submarino nazi, y donde aparece, según he leído, todo el tiempo, souvenirs de otros seres que han pasado por Playa Zombie alguna vez, cuando existía.