lunes, 6 de abril de 2020

Día 18: la nueva discriminación.

Hace unos días, mi prima Paula me envió un video donde la antropóloga Rita Segato hablaba de esta pandemia y sus observaciones.(https://www.youtube.com/watch?reload=9&v=L5JjUAW82is).
Entre otras, habló de la medicina. De la jerarquía de poder que siempre los médicos ejercieron hacia los pacientes.

Lejanos parecen ahora los tiempos donde el Doctor era el Sr en el pedestal vapuleando al paciente como quisiera.
Hoy, el Doctor se encuentra casi al mismo nivel que el paciente:
-sabiendo casi lo mismo con respecto a este virus
-viendo en persona que el paciente teme ser contagiado por él
-dependiendo hoy en modo totalmente horizontal del cuidado mutuo.

Agrego lo último en aparecer, pero no menos importante:
Vecinos enfurecidos discriminando a médicos y enfermeros que viven en su mismo edificio.

Tiempos atrás, me he cansado de escuchar a un médico muy amigo discriminando a los extranjeros y pobres en los hospitales públicos. He visto, como todos, tantos maltratos en persona. He sentido, como todos, que un guardapolvo debería ser símbolo de solidaridad en serio.
Y no es que no haya profesionales solidarios y buenas personas (los hay, también los conozco, claro, y mi mayor respeto y amor  hacia ellos, SIEMPRE), pero en la gran mayoría de las veces nos topamos con estos otros.

Hoy, entonces, este virus malo, malísimo, ha venido a intervenir en todos los juegos. Parece que se adueñó de la pelota, en la economía, en la educación, en los valores humanos, en el recurso del tiempo, en la política y, claro,  en la medicina.

Es en su propio barrio, donde el doctor  hoy es mirado con desconfianza.

Mi hijo, doctor?
Sí, pero ojalá que sea uno cubano.
Importemos más de ese amor.