lunes, 11 de mayo de 2020

Día 53: la mañana.

Creo que de todas las horas de estos nuevos días, me quedo con las de la mañana.
Es ahí donde reina el silencio de la casa, como si de golpe me despertara sola y a medida que me voy desperezando entre mate y mate, comenzaran a dibujarse los otros:
la familia, los ruidos de la calle, las obligaciones (obligaciones?).

Pero a la mañana, en esta casa, parecemos gobernar el mundo dos o tres pájaros, las gatas y yo.

Un sol de perla acaricia las ventanas y hay una música interior que no necesita de altavoces.

La nostalgia también ronronea sobre mi piel y juego a acertar cualquier conspiración ya no tan fantasiosa de los días por venir.

La fantasía hoy es una plaza llena de chicos, un helado en la costanera, un abrazo de recital.
Esa es la ciencia ficción en este nuevo mundo paralelo.

Porque, de qué serviria un mundo paralelo donde siempre pasa lo mismo?















Yo tenía un rosal lleno de rosas
y un vaso de miel clara

pero pensé pensé pensé
y no me queda nada

Idea Vilariño